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En este mes, el 8 de marzo, se conmemoró “El Día Internacional de la Mujer” por la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos, y en el Perú desde hace algunos años atrás hay una feliz coincidencia en recordarlo; sin embargo, considero que aún no se ha tomado conciencia de esta conmemoración. Muchas veces me han felicitado en este día por ser mujer y lo cierto es que no es un día para celebrar, sino es un día de reconocimiento a la lucha por la igualdad de género, es un día de reflexión sobre los avances conseguidos y recordar la historia de muchas mujeres que murieron en esta defensa.

Esta conmemoración surgió de los movimientos obreros a finales del siglo XX en América del Norte y Europa, en un momento de gran expansión y turbulencia en el mundo industrializado. La vida de la mujer por aquel entonces era una historia de limitaciones: no derecho a voto, no podía manejar sus propias finanzas, no tenía acceso a la educación, con una esperanza de vida mucho menor que la del hombre por los partos y el maltrato y la violencia, la no participación de la mujer en el espacio público, y que luego se concretará en el derecho al sufragio, entre otros.

En 1910 en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague con motivo de promover el derecho al sufragio para todas las mujeres, se proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Posteriormente, las Naciones Unidas, en 1975 instituyó el 8 de marzo de todos los años como “El Día Internacional de la Mujer”. Desde entonces esta fecha, adquirió una dimensión importante para el crecimiento del movimiento internacional. En el Perú esta conmemoración se inició en el año 1983 con el Festival “Canto a la Vida”, en la ciudad de Lima.

Justo por los días de la conmemoración leía un artículo sobre los derechos laborales de la mujer y un hombre realizaba el siguiente comentario al artículo:

Cada vez más personas, incluidas mujeres, están contra las medidas feministas que otorgan a las mujeres derechos mayores al de los varones, pues advierten que pueden afectar a su padre, hermanos, hijos, ha de llegar un día que habrá una oposición a lo que ahora se llama la “igualdad de género” que es distinto a la “igualdad de sexos”. Vemos que existe el Ministerio de la MUJER pero no lo hay del VARÓN, existe el FEMINICIDIO pero no el varonicidio, se exige la PARIDAD para labores de menor esfuerzo, pero no en aquellas que tradicionalmente lo realizan los varones por su natural fortaleza física, las mujeres se JUBILAN cinco años antes que los varones, pero ellos mueren cinco años antes que las mujeres, está demostrado estadísticamente, entre otras muchas diferencias que se obvian aduciendo que la única perjudicada es la mujer y quién piense distinto es MISOGINO, MACHISTA, PATRIALCAL, RETROGRADO, etc.

Lamentablemente, este hombre, quien está en contra de equiparar las desigualdades, no tiene claro por qué la necesidad de establecer medidas que protejan de una manera diferencia a las mujeres, y que si bien han pasado  114 años desde que se declaró el día de la mujer, aún seguimos luchando por la igualdad de género, por la no discriminación y no violencia contra la mujer, y en nuestra sociedad siguen presentes: relaciones sociales de género a través de una distribución desigual de poder entre hombres y mujeres, generando situaciones de tensión y violencia que afectan, fundamentalmente, a las mujeres; así como siguen presentes los estereotipos y sesgos inconscientes, la vulneración de derechos constitucionales, la cosificación de la mujer, entre otros.

Y para reforzar esta información, pues veamos algunos datos de la ONU:

  • 2.700 millones de mujeres no pueden acceder a las mismas opciones laborales que los hombres.
  • En 2019, menos del 25% de los parlamentarios eran mujeres.
  • Una de cada tres mujeres sigue sufriendo violencia de género.
  • De las 500 personas en puestos de jefatura ejecutiva que lideran las empresas con mayores ingresos en el mundo, menos del 7% son mujeres.
  • En los años de historia que tienen los Premios Oscar, sólo cinco mujeres han sido nominadas en la categoría de Mejor Director; de las cinco, sólo una ganó el premio (Kathryn Bigelow).
  • Y hasta 2086 no se cerrará la brecha salarial si no se contrarresta la tendencia actual.

Y aquí otros datos más:

  • En 2017, el Foro Económico Mundial reportó que la humanidad tardaría por lo menos 100 años en cerrar la brecha de género, y en el 2021 luego de la pandemia está brecha lejos de disminuir creció a 135.6 años. Esta brecha está referida a analizar la división de los recursos y las oportunidades entre hombres y mujeres en 149 países. Mide el tamaño de la brecha de dicha desigualdad de género en la participación en la economía y el mundo laboral cualificado, en política, acceso a la educación y esperanza de vida.
  • La brecha de género en el Perú antes de la pandemia es del 72%. Con ese porcentaje Perú se sitúa en el puesto 52 del ranking de brecha de género, por lo que es necesario tomar medidas para disminuir las diferencias entre hombres y mujeres.
  • Según datos del porcentaje de mujeres que tienen cargos de dirección en las empresas principales que cotizan en la bolsa es de 24%, parte de la razón para ello es que la mujer aún sigue teniendo mayores responsabilidades familiares y domésticas por lo que al enfrentarse a estas barreras que le impiden lograr puestos de dirección, se reduce su aspiración al liderazgo.
  • En Noruega, país pionero en las cuotas femeninas, obliga a las empresas a contar con al menos un 40% de mujeres en sus consejos, la presencia femenina se ha frenado bruscamente una vez alcanzado ese porcentaje, se ha ceñido a las empresas cotizadas sin producirse un efecto contagio en el resto de compañías, y se ha circunscrito al consejo de administración, manteniéndose todavía visible el techo de cristal en otros puestos de alta dirección.
  • Solo 2 de cada 100 mujeres víctimas de hostigamiento sexual en el trabajo denuncian el hecho.
  • En el Perú durante el año 2020 se registraron 132 feminicidios, mujeres que en la mayoría de casos fueron asesinadas por su pareja o expareja, y 204 tentativas según la Defensoría del Pueblo.
  • El 46.9 % de las mujeres de zonas rurales no cuentan con ingresos propios y dependen de sus parejas.
  • El 25.3 % de las adolescentes que dejan sus estudios, lo hace para trabajar en casa,
  • El 8.7 % de mujeres mayores de 15 años no saben leer ni escribir.

Estos datos son el reflejo de la desigualdad que impera en la actualidad y que tenemos el reto de revertir.

Es evidente, entonces que aunque los detractores indiquen que ya son luchas rancias, que las desigualdades ya terminaron, lo cierto es que las mujeres siguen siendo víctimas de discriminación, tratadas como seres inferiores, excluyendo o restringiendo el goce o ejercicio de sus derechos humanos y libertades, como los derechos laborales por el sólo hecho de ser mujeres. De la misma manera, la violencia contra la mujer continúa basada en acciones o conductas de pertenencia del sexo femenino y que tiene como resultado su muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación de libertad.

En lo que respecta al derecho al trabajo si bien las mujeres hemos ganado espacio en los diferentes sectores económicos los temas como la inequidad salarial, el techo de cristal y la hostilidad laboral sexual o sexista siguen muy presentes en las empresas. Debe tenerse en cuenta que, en los tiempos actuales, se ha intensificado el trabajo y la precarización del empleo que generan condiciones que elevan las tensiones en las relaciones de trabajo produciendo mayor violencia laboral. Además, por efecto de la división sexual del trabajo encontramos más mujeres en empleos precarios, menor remunerado y en formas de trabajo flexible donde la intensificación del trabajo es normal sumado al impacto negativo para las mujeres de relaciones de género desequilibradas.

Por ello es necesario que el Estado siga tomando medidas que contribuyan a la disminución de la brecha de género, y que como sociedad tomemos conciencia de la real situación y aportemos para erradicar todo tipo de inequidad y violencia de género, empezando por practicar hábitos que fomenten la igualdad y destierren situaciones de machismos, que incuban la violencia cuyo punto más álgido es el feminicidio.

Aprovechemos este día como una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres que han desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos de la mujer.


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