A través de un comunicado, la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec) informó que realizó una verificación del etiquetado de las cinco marcas más vendidas (Pura Vida, Gloria, Ideal, Bolsitarro Laive y Reina del Campo), y concluyó que tanto el Grupo Gloria como Nestlé violaron el principio de veracidad publicitaria al utilizar imágenes que inducen a los consumidores a creer que están comprando “leche evaporada”, la cual proviene de forma exclusiva de la vaca y no de un presunto lácteo con otros compuestos como “leche de soya, saborizantes o aceite vegetal”.
Según la Aspec, el comportamiento de ambas empresas vulnera el artículo 32° del Código de Protección y Defensa del Consumidor, que señala que “los alimentos deben llevar en su etiquetado de manera destacada la denominación que refleje su verdadera naturaleza, sin generar confusión ni engaño al consumidor”.
¿Cuál podría llegar a ser la sanción máxima para estas empresas?
La sanción máxima es de 700 UIT; es decir, S/2 millones si se encuentran culpables de inducir al error al consumidor.
¿Qué es lo que sucedió en Panamá?
El gobierno de Panamá decidió suspender la importación y comercialización de leche “Pura Vida”, del Grupo Gloria, tras una denuncia de la Asociación de Ganaderos de dicho país, quienes afirmaron que la marca “simula ser leche”. Asimismo, las autoridades panameñas establecieron que el producto “no refleja realmente el contenido del mismo”. En consecuencia, el Grupo Gloria, dueño de “Pura Vida”, manifestó que se adaptará a las exigencias panameñas en un plazo máximo de dos meses.
Es así que, el Consejo Nacional de Protección al Consumidor fue convocado para una reunión de emergencia con el fin de analizar si las condiciones denunciadas en Panamá contra el producto Pura Vida son las mismas que prevalecen en Perú.
¿Cuál debería ser el accionar del Indecopi en este caso?
La situación peruana, en síntesis, es igual a la de Panamá. En ambos países se va a investigar lo mismo: si existe en la publicidad de Pura Vida un engaño al consumidor.
“Lo que suele entenderse y creemos por sentido común es que la imagen de una vaca en la publicidad de un producto que se presenta como un lácteo pueda ser pensada por el consumidor como leche. Si ya está la vaca en una etiqueta de lata o caja de leche o está escrita la palabra ‘leche’, es necesario que si esta bebida es de las que son modificadas o rectificadas -que no tienen todos los componentes originales de la leche o que le han sido añadidos algunos-, se pueda informar en la misma pieza publicitaria sobre su origen real. El fabricante tiene que asegurar que del análisis integral de una etiqueta el consumidor no se equivoque y no se confunda respecto de la verdadera naturaleza del producto”, señaló Pierino Stucchi, jefe de Área de Competencia del Estudio Muñiz, para el Diario El Comercio.
En tal sentido, calificaría como un caso de inducción de error al consumidor, el hecho de colocar la imagen de una vaca junto a la palabra “leche” en un producto que en verdad no lo es.
