Imagine esta situación: usted trabaja en el área de compras de una compañía y recibe un obsequio de un proveedor: dos entradas para el próximo partido de la selección peruana de fútbol. Si bien usted es un hincha acérrimo de la selección, este regalo le genera sospechas, en tanto la empresa para la que trabaja está por definir la adquisición de computadoras que este proveedor, al igual que otros, vende. Usted se pregunta si es correcto recibir este regalo, o si al recibirlo está infringiendo alguna ley o norma interna de la compañía. Bienvenido al mundo del compliance.
Compliance, o cumplimiento, está referido a la capacidad de cumplir con una orden, solicitud o un conjunto de reglas. En términos comerciales, el compliance se da en dos niveles: el primer nivel, que implica cumplir con las leyes y normas externas aplicables a la empresa, y el segundo nivel, que comprende la observancia de sistemas internos de control que han sido elaborados para lograr el cumplimiento de las normas externas.
El compliance en una empresa ocurre a través del cumplimiento corporativo, un proceso cuya finalidad es que la entidad y sus empleados cumplan con la ley, las regulaciones, los estándares y las normas aplicables a la misma, tanto internas como externas. Un cumplimiento corporativo efectivo le trae diversas ventajas a la compañía: evitar sanciones, reducir riesgos, fortalecer su cultura interna, mejorar su reputación en el mercado, etc.
El primer paso para ello es designar un equipo de cumplimiento, quienes examinarán las leyes y normas aplicables a la empresa para luego diseñar un programa de compliance, implementarlo en toda la entidad y supervisar su cumplimiento. Es usual que por su naturaleza esta responsabilidad sea encargada al área legal, pero un equipo de cumplimiento eficiente debe conseguir integrarse como soporte y apoyo de todas las áreas, proporcionando canales de comunicación y asistencia fluidos.
La extensión del programa de compliance dependerá de los riesgos de incumplimiento de normas que afronta la compañía en sus operaciones así como de los recursos con los que disponga el equipo de cumplimiento. Uno de los principales riesgos que enfrentan las entidades en el Perú es la corrupción, muy presente tanto en el sector público como entre sujetos privados. Por ello, todo buen programa de compliance deberá contemplar los distintos riesgos de corrupción en la empresa así como establecer medidas para eliminarlos, o en su defecto, mitigarlos.
Para lograr ello, se puede iniciar un programa de compliance elaborando documentos globales, como la política anticorrupción y el código de ética de la compañía. Posteriormente se pueden incorporar al programa documentos más específicos como una política de relacionamiento con funcionarios públicos y una política de incorporación de proveedores, así como una línea ética para denuncias y la realización periódica de capacitaciones anticorrupción al personal. Puede ser de mucha ayuda la contratación de asesores externos especialistas en compliance para el diseño de estas medidas, que luego podrán ser supervisadas por el equipo de cumplimiento de la entidad.
El Perú se encuentra en el puesto 105 de un total de 180 países rankeados en el Índice de Percepción de la Corrupción 2018 elaborado por Transparency International, por debajo de países como Ghana, India y Cuba. En los últimos años, el país ha iniciado una lucha frontal contra la corrupción, promulgando diversas normas sobre la materia. Desde el año 2018, las empresas pueden ser declaradas responsables por la comisión de delitos independientemente de la responsabilidad penal de sus miembros. Estos delitos actualmente incluyen soborno (cohecho), tráfico de influencias, colusión, lavado de activos y financiamiento del terrorismo.
El diseño y aplicación de un correcto programa de compliance evitará que la compañía pueda sufrir sanciones tales como multas, suspensión de actividades, clausura de locales, inhabilitación para contratar con el Estado y hasta la disolución de la entidad. Asimismo, el programa brindará a los empleados las herramientas necesarias para manejar situaciones riesgosas, como la descrita al inicio de este artículo.
Hoy en día no es suficiente contar con un programa de compliance en papel, sino implementarlo en las operaciones del día a día y supervisar su cumplimiento por las distintas áreas. Solo así se conseguirá una mejora continua del cumplimiento de la empresa, alcanzando los objetivos propuestos a corto, mediano y largo plazo.