Agradecimiento a Ruth Bader Ginsburg y defensa de su legado

Supreme Court Justices are guardians of the great charter that has served our nation’s fundamental instrument of government for over two hundred years. It is the oldest written constitution still in force in the world. But the Justices do not guard constitutional rights alone. Courts share that profound responsibility with Congress, the president, the states, and the people. Constant realization of a more perfect Union, the Constitution’s aspiration, requires the widest, broadest, deepest participation on matters of government and government policy[1].

 

El viernes 18 de setiembre de 2020 se rechazó la moción de vacancia presentada contra el Presidente Martín Vizcarra, y eso debería alegrarnos a quienes veíamos en la actuación del Congreso de la República una medida claramente abusiva y carente de todo sentido[2]. Sin embargo, el día también estuvo marcado por una noticia genuinamente trágica para todas las personas que luchamos por la justicia –defendiendo casos o resolviéndolos– alrededor del mundo: a los 87 años de edad falleció Ruth Bader Ginsburg (conocida popularmente como “The Notorious R.B.G.” o por sus iniciales “RBG”), Jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América (“Justice“)[3] y campeona de la lucha por los derechos de todas y todos, tanto como litigante y como Justice.

 

Nacida en 1933, Ruth Bader Ginsburg fue la más lúcida representante del “ala liberal” de dicha Corte, sin duda la más influyente y poderosa del mundo. Su propia historia como estudiante de Derecho, abogada litigante, Jueza Federal y luego Justice es sumamente inspiradora. RBG estudió Derecho en la mejor Facultad –Harvard– entre 1956 y 1958[4], siendo una de las pocas mujeres de su promoción[5]. Durante sus años de estudio en Harvard, RBG no solo tuvo que estudiar para graduarse ella, sino asistir a las clases de su esposo Martin D. Ginsburg (1932-2010), quien había sido diagnosticado de cáncer. A la vez de estudiar y cuidar a su marido, RBG se dedicó a su hija Jane, nacida un año antes de ingresar a Harvard, en 1955. A pesar de todas esas responsabilidades, Ruth Bader Ginsburg consiguió destacar como una brillante estudiante e incluso llegó a ser la Editora de Harvard Law Review en 1957.

 

Cuando su esposo se trasladó a Nueva York para trabajar, ya recuperado de cáncer, RBG tuvo que completar sus estudios en otra prestigiosa Facultad –Columbia–, pues en ese momento Harvard no le permitió cumplir los requisitos para su grado en otra Facultad. Es por ello que terminó sus estudios en Columbia en 1959 (empatada en el primer puesto de su clase) y ahí también, siendo una de las doce mujeres de su promoción, fue la Editora de Columbia Law Review.

 

Entre 1959 y 1993, fue profesora, investigadora y Jueza Federal, antes de llegar a integrar la Corte Suprema de Estados Unidos. Aquí cabe anotar que a diferencia de muchos otros países[6], las y los Justices son nominados por la Presidencia de Estados Unidos y deben recibir la confirmación del Senado para asumir el cargo, el cual es de por vida, a menos que renuncien antes de fallecer.

 

En sus poco más de 27 años como Justice, Ruth Bader Ginsburg fue la ponente de casos sumamente trascendentes ante la Corte Suprema, como United States v. Virginia, 518 U.S. 515 (1996), en el cual pudo plasmar su lucha incansable por la igualdad de género, al redactar el voto en mayoría e indicar con solidez que lo único que debería determinar que una persona contribuya en la sociedad son sus talentos y capacidades, no existiendo razón para negarle ello a las mujeres:

 

“Since Reed [Reed v. Reed, 404 U.S. 71 (1971), the Court has repeatedly recognized that neither federal nor state government acts compatibly with the equal protection principle when a law or official policy denies to women, simply because they are women, full citizenship stature-equal opportunity to aspire, achieve, participate in and contribute to society based on their individual talents and capacities. See, e. g., Kirchberg v. Feenstra, 450 U. S. 455, 462-463 (1981) (affirming invalidity of Louisiana law that made husband “head and master” of property jointly owned with his wife, giving him unilateral right to dispose of such property without his wife’s consent); Stanton v. Stanton, 421 U. S. 7 (1975) (invalidating Utah requirement that parents support boys until age 21, girls only until age 18)” (corchetes añadidos).

 

Su legado en la lucha por los derechos de las mujeres, la igualdad de todas y todos y la consolidación progresiva de los derechos constitucionales será difícil de superar, pero debemos mantenernos en el camino trazado por RBG. Inclusive en el plano personal y profesional, Ruth Bader Ginsburg nos dejó indicado algo que quienes integran el Tribunal Constitucional del Perú deberían tener siempre presente: “When a thoughtless or unkind word is spoken, best tune out. Reacting in anger or annoyance will not advance one’s ability to persuade[7].

 

La Justice Ruth Bader Ginsburg fue despedida multitudinariamente tanto frente a la Corte Suprema y luego en el Capitolio. Su muerte, como indiqué al inicio, ha sido trágica, no solo porque perdimos a una luchadora incansable por la justicia, sino porque abre la puerta a un severo retroceso en la promoción de los derechos.

 

Me explico. Mucha gente le pidió renunciar a su cargo de Justice durante la presidencia del demócrata Barack Obama (2009-2016), a fin de evitar lo que por ahora parece inminente: que un Presidente republicano (Donald J. Trump) nomine a una persona conservadora para reemplazarla y ocupar el puesto que dejó vacante. No obstante, pese a todas las insistencias, RBG decidió permanecer en el cargo. Y creo que desde su nominación en 1993 adelantó que así sería:

 

“Federal judges may long outlast the president who appoints them. They may serve as long as they can do the job. As the Constitution says, they may remain in office «during good Behaviour». Supreme Court Justices, most notably, participate in shaping a lasting body of constitutional decisions. They continuously confront matters on which the framers left things unsaid, unsettled, or uncertain. For that reason, when the Senate considers a Supreme Court nomination, the senators are properly concerned about the nominee’s capacity to serve the nation, not just for that here and now, but over the long term”.

 

Efectivamente, pese a su avanzada edad y dolencias (cáncer pancreático), RBG se negó a renunciar, indicando que seguiría siendo Justice hasta que su mente se lo permita (agudeza mental). Lamentablemente, aunque sumamente lúcida, RBG nos dejó el 18 de setiembre de 2020.

 

El 26 de setiembre, a poco más de una semana del fallecimiento de RBG, se anunció la nominación de Amy Coney Barrett (nacida en 1972) para ocupar el puesto de Justice de Ruth Bader Ginsburg. Barrett está en las antípodas de RBG, pues mientras nuestra querida Justice abrazaba la teoría de la Constitución como un texto viviente (que se adapta a los nuevos tiempos; living Constitution), su posible sucesora –pendiente del procedimiento ante el Senado– sigue la corriente del originalismo (la interpretación constitucional como aquella que una persona razonable de los tiempos en los fue redactada la norma hubiese entendido de una lectura literal del texto). Es decir, sería una Justice conservadora, como su mentor Antonin Scalia, quien también fue Justice.

 

La muerte de The Notorious R.B.G. ha abierto otra discusión sobre la legitimidad democrática de la decisión de nombrar a una Justice en plena campaña electoral (las elecciones serán el 03 de noviembre de 2020). Cuando el Justice Scalia falleció en enero de 2016, durante la presidencia del demócrata Barack Obama, el Presidente nominó como Justice a Merrick Garland (un liberal moderado) para suceder a Scalia, pero la entonces mayoría republicana del Senado se opuso a programar una sesión para escucharlo y votar su nominación, alegando que se estaba en el último año de la presidencia de Obama y que eso debería ser decidido por el siguiente Presidente (o Presidenta).

 

Ahora, olvidando su actuación en el año 2016, y a solo días de las elecciones, el Partido Republicano impulsa a toda prisa la nominación de Amy Coney Barrett como Justice. Ignoran también, además, que el último deseo de RBG (su más fervoroso deseo, según trascendió) fue no ser reemplazada hasta que un nuevo Presidente asuma el cargo (con las esperanzas de que sea el demócrata Joe Biden)[9]. Si bien falta poco para las elecciones, el resultado es incierto: el actual Senado de Estados Unidos podría confirmar la nominación, el Presidente Trump podría ganar la reelección, perderla ante Joe Biden, el Senado cambiar de composición, etc. Muchos escenarios son posibles. El Derecho, a veces, sí queda sometido a la política.

 

Dada la trascendencia de la Corte Suprema de Estados Unidos y el impacto de sus decisiones alrededor del mundo, confiemos en que quien sea que reemplace a la Justice Ruth Bader Ginsburg sea una persona capaz y honesta, dispuesta a luchar hasta el final. Las muestras de cariño que se le expresaron en vida y luego de fallecer, confirmen el enorme impacto y legado de The Notorious R.B.G.

 

Lo más triste es que, salvo honrosas excepciones, no puedo imaginarme una reacción de pérdida y desolación así para algún juez o jueza en nuestro país; por alguien brillante e incorruptible y que, con solidez, pero apertura, haya luchado por consolidar la protección de los derechos constitucionales de las personas. ¿De quién podemos esperar un legado tan prolijo a nivel personal y profesional? ¿De quién podemos esperar una fuente de inspiración como lo fue la Justice Ruth Bader Ginsburg? El tiempo lo dirá. Rest In Power, RBG. Intentaremos seguir tus pasos y no perder las esperanzas de que el Derecho sí puede cambiar –para bien– las vidas de las personas.

 

[1]           GINSBURG, Ruth Bader. “My Own Words”. Nueva York: Simon & Schuster Paperbacks. 2016. p. 183. La cita con la que se inaugura este artículo es de su “Opening Statement. Hearings before the Committee on the Judiciary United States Senate” del 20 de julio de 1993.

[2]           Los hechos deben ser investigados, sin duda alguna.

[3]           La segunda mujer en servir como Justice, nominada por el Presidente demócrata Bill Clinton en 1993. La primera mujer en servir como Justice fue Sandra Day O’Connor (1930), quien fue nominada por el Presidente republicano Ronald Reagan en 1981 (fue Justice hasta su retiro voluntario el 2006). Luego la acompañaron Sonia Sotomayor (1954), nominada por el Presidente demócrata Barack Obama en el año 2009; y Elena Kagan (1960), también nominada por Barack Obama en el año 2010. Sotomayor y Kagan son las únicas Justices mujeres actualmente en el cargo.

Me parece importante destacar que el primer presidente estadounidense, George Washington (1789-1797), inauguró esta tradición de designar a personas políticamente afines a sus ideales como Justices. Ver: BUREAU OF INTERNATIONAL INFORMATION PROGRAMS – UNITED STATES DEPARTMENT OF STATE. “Outline of the U.S. Legal System”. Washington D.C.: Global Publishing Solutions. 2004. p. 22.

[4]           Las mujeres fueron admitidas por primera vez a Harvard Law School en 1950 (1950-1953). Es decir, la Justice Ruth Bader Ginsburg formó parte de las primeras promociones (Class of 1958).

[5]           Nueve (09) de un total de quinientos (500).

[6]           Perú, a imitación de algunos países europeos, sigue el modelo de un órgano autónomo que nombra, ratifica y sanciona a Jueces y Fiscales (el ex Consejo Nacional de la Magistratura, ahora Junta Nacional de Justicia).

[7]           GINSBURG, Ruth Bader. “My Own Words”. Nueva York: Simon & Schuster Paperbacks. 2016. p. xvii.

[8]           GINSBURG, Ruth Bader. “My Own Words”. Nueva York: Simon & Schuster Paperbacks. 2016. p. 185.

[9]           “Shortly before Justice Ruth Bader Ginsburg died, she made a request about what should happen to her seat on the Supreme Court. “My most fervent wish is that I will not be replaced until a new president is installed,” Justice Ginsburg said, according to NPR, which reported that the 87-year-old justice dictated the note to her granddaughter, Clara Spera, in the final days of her life“. Ver: https://www.nytimes.com/2020/09/21/technology/trump-jump-starts-misinformation-on-ginsburgs-dying-wish.html.


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