El pasado 02 de abril se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Ecuador. Una vez culminado el proceso de votación, los primeros resultados a boca de urna apuntaban a que, por un estrecho margen, el vencedor sería el empresario Guillermo Lasso, candidato de la oposición. Al iniciar el conteo oficial, parecía que la elección daría por finalizado el periodo de gobierno de Alianza País, partido liderado por Rafael Correa, actual presidente de Ecuador; no obstante, por un margen ínfimo y dudoso, salió victorioso Lenín Moreno, candidato del oficialismo y actual vicepresidente.
El izquierdista Moreno obtuvo el 51.17%, mientras que Lasso obtuvo un total de 48.83%. La diferencia de aproximadamente 230,000 votos ha sido sumamente cuestionada; tanto por el partido opositor, que se niega a aceptar los resultados, como por una amplia parte de la ciudadanía, la cual se manifestó en las calles, conglomerándose en las inmediaciones del Consejo Nacional Electoral (CNE).
¿Qué es lo realmente preocupante de las elecciones de nuestros hermanos del norte?
- El peligro de fraude: La voluntad del pueblo, para muchos, habría sido mancillada en estas elecciones. Sobre el particular, Lasso ya presentó sus impugnaciones y denuncias tanto en instancias nacionales, solicitando un recuento de los votos, como ante instancias internacionales, al recurrir al jefe de la misión electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA).
- El enquiste en el poder: El presidente Correa ha gobernado por un periodo de 10 años, durante los cuales ha emitido una serie de instrumentos legislativos que han alcanzado, entre otras cosas, amordazar a la prensa —Freedom House, ONG que evalúa la libertad de prensa alrededor del mundo, califica al Ecuador como un país no libre (uno de los casos más emblemáticos: el del diario “El Universo”[1])—; realizar un referéndum un tanto engañoso para cerrar todos los casinos de las ciudades; prohibir durante años la venta de alcohol los días domingo; y finalmente, quizás lo más grave, modificar la Constitución para ser reelegido de manera indefinida.
Respecto a esta última medida, es muy probable que lo que se busque con el triunfo de Moreno sea, más que la mera continuidad de las políticas que pregona el partido, la continuidad misma de quienes se encuentran en la cúpula del poder.
- El peligro de un mayor deterioro económico: El gobierno oficialista ha tenido innegables aciertos, sobre todo en el ámbito de infraestructura; sin embargo, Rafael Correa y Lenín Moreno, no han sido la dupla salvadora de la economía que muchos anhelaban.
América del Sur se vio favorecida del apogeo de los precios de las materias primas, producto de dicho auge, y entre otros, se financiaron las medidas paternalistas del gobierno actual y se realizaron las obras que deja el gobierno correista. Pero si se realiza un análisis comparativo entre la economía de Ecuador y la nuestra, podremos observar que, pese al beneficio común de ambas naciones y las grandes falencias que discutimos de nuestros gobernantes, finalmente al Perú le ha ido mejor.
La economía de Ecuador creció a un promedio anual del 3.4% desde 2007 —inicio del periodo de Correa— hasta el 2014; en contraste con la economía peruana, la cual creció un promedio anual de 5.6% en el mismo periodo, según cifras de Naciones Unidas. Adicionalmente, durante el periodo del 2015 al 2016, Ecuador sufrió un duro golpe como consecuencia de la caída del precio del petróleo, aportante principal de su economía.
Pese a ello, los miembros de Alianza País y sus seguidores suelen jactarse de que, a pesar de no tener el crecimiento más importante de la región, son quienes logran que dicho crecimiento se reparta de manera más justa. Dicha afirmación es falsa. Nuevamente, si tomamos la economía peruana como ejemplo, el Perú disminuyó la pobreza de manera más efectiva que Ecuador. Mientras que Ecuador redujo la pobreza en un 30% desde el 2007 a la fecha, Perú la redujo en un 69% en el mismo lapso, según cifras de la ONU citadas por la firma XPSecurities.
Pero si olvidamos las cifras —que a veces resultan frías— y recurrimos a simples observaciones, arribaremos a la misma conclusión. La frontera entre Ecuador y Colombia es el canal por donde cientos de familias ecuatorianas se embarcan en viajes dedicados, exclusivamente, a abastecer sus hogares, por cuanto los altos precios de los productos del día a día agobian a la clase media. También sirve la imaginación, piense en cualquier automóvil y su precio, ahora agregue U$ 10,000 dólares al mismo. ¿Desalentador? Ecuador, por la terrible carga tributaria que imponen a quienes importan, tiene esos precios en sus concesionarios como una realidad. Lo curioso es que Ecuador no produce automóviles, entonces, ¿a quién protege esta medida?
[1] Ver más: http://www.elcomercio.com/actualidad/politica/cronologia—del—caso—universo.html
Autor
Claudia García Bustamante
Estudiante de Derecho por la Universidad de Lima