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Autor: Eddy Ramsés Torres Cabellos
Eddy Torres es estudiante de décimo ciclo de Derecho en la Universidad de Lima. Es practicante de Derecho Penal Económico y Derecho Procesal Penal en Villegas Abogados y forma parte del Círculo de Estudios de Derecho Civil en la Universidad de Lima
1. Evolución y alcances de la responsabilidad civil en el Derecho de Familia
En el Derecho de Familia se tenía la concepción de no aplicar la responsabilidad civil entre los integrantes de una familia pues el pedido indemnizatorio era considerado un acto inmoral al contravenir la armonía, relaciones y buenas costumbres. A pesar de ello, la visión progresista ha transformado la situación.
La actual perspectiva sostiene que un miembro familiar es por encima de todo una persona que merece protección ante hechos familiares que de forma dolosa o culposa afecten su dignidad e integridad. En consecuencia, no cabe eximir responsabilidad por los lazos familiares, más aún cuando existe principio “alterum non laedere” (el deber familiar de no causar daño a otro) que protege a los miembros de una familia en todas sus relaciones:
Según Dutto, el integrante de la familia, antes que pariente es una persona, un sujeto del ordenamiento que no sufre limitaciones en sus prerrogativas fundamentales por el hecho de enfrentarse a otros miembros de la familia. El status familae no tiene por qué modificar radicalmente el sistema de responsabilidad (como se citó en Viñas-Ramírez, 2016, p.11).
Dada la existencia del deber general descrito, la responsabilidad civil aplicable en los daños producidos entre los miembros de una familia es de índole extracontractual pues no existe un negocio jurídico, como un contrato, por el cual se originen los lazos familiares.
2. La filiación: concepto y tipos
La filiación se conceptualiza como la relación jurídica cuyo origen se da por la maternidad y paternidad con los hijos. En la actualidad, la normativa no hace una distinción respecto a una “categoría de tipos de hijos”, dado que, tal sindicación era una segregacionista y discriminatoria.
Sin embargo, se destaca la existencia de tres (03) clases de filiación. En primer lugar, la filiación matrimonial que implica que el hijo será matrimonial cuando nazca dentro de dicho vínculo o trescientos (300) días posteriores a la disolución de este. En segundo lugar, la filiación adoptiva cuyo origen es una disposición jurídica que toma fuerza y se equipara a las relaciones de sangre. Finalmente, la filiación extramatrimonial, que se conceptualiza cuando el hijo ha sido concebido sin que los padres estén casados, esto quiere decir, sin vínculo matrimonial (incluyéndose la unión de hecho).
3. La importancia del reconocimiento respecto a la indemnización por omisión de reconocimiento de paternidad extramatrimonial
El reconocimiento se define como el acto jurídico que confiere la legalidad de la relación biológica entre padre-madre con un hijo nacido en situación extramatrimonial. Es una declaración voluntaria y formal caracterizada por ser: personalísima (solo se realiza por el sujeto interesado), unilateral (única declaración), solemne (el código exige la forma ad solemnitatem), irrevocable (no es renunciable) y retroactiva (sus efectos alcanzan desde el nacimiento del reconocido hacia adelante). Su importancia en el reconocimiento del hijo extramatrimonial radica en lo siguiente:
Según Aguilar, el hijo matrimonial tiene identificada a su madre, y con respecto a su padre, juega la presunción peter is est quem nuptiae demonstrant (…) ello no sucede respecto del hijo extramatrimonial, quien puede tener identificada a su madre, por el hecho del parto, pero respecto del padre no juega presunción alguna, pues la ley no ampara relaciones extramatrimoniales (…) por lo tanto el reconocimiento o la sentencia de paternidad son los únicos medios de prueba de esta filiación (como se citó en Meza, 2016, p.38).
Asimismo, los efectos del acto de reconocimiento pueden ser considerados los más elementales para el desarrollo personal del hijo. Dicha afirmación se plasma en la protección de tres (03) derechos.
El primero, el derecho a la identidad, establecido en el artículo 2, inciso 1 de nuestra Constitución Política. Este, consiste en conocer las características y atributos que componen a una persona, en cuanto esta es única y se distingue de uno y otros. De este modo, se protege la dignidad humana al exteriorizarse los elementos que definen a la persona. El derecho anterior se encuentra íntimamente relacionado con el derecho a saber y llevar el apellido de los progenitores, el cual se fundamenta en conocer la identidad del progenitor y la pertenencia a una familia. Por último, el derecho a la verdad biológica, que brinda a la persona la posibilidad de conocer su origen y lazos filiatorios.
Estos tres derechos permitirán que la persona encuentre su pertenencia la familia y no sufra un daño ante el desconocimiento de la verdad.
4. Los presupuestos de la responsabilidad civil y la tesis de indemnización por omisión de reconocimiento de paternidad extramatrimonial
Para comprender la tesis de la necesidad de indemnizar al hijo por la omisión de reconocimiento de paternidad dada a su condición de filiación extramatrimonial, primero debemos conocer los presupuestos de la responsabilidad civil.
El primero, “la antijuricidad”, conceptualizada como la conducta contraria a la norma o la violación al deber genérico de no dañar a otro. En segundo, “el daño”, que se fundamenta como el perjuicio (efecto) que sufre una persona tras un evento o acontecimiento. El tercero, “el nexo causal”, que implica que el daño debe tener relación con su causa que deber ser imputada al autor. Finalmente, “el factor de atribución”, que en la responsabilidad extracontractual se encuentra tipificada en el artículo 1969 del Código Civil, al hacerse referencia al dolo o culpa.
En relación con la antijuricidad, si bien el reconocimiento es un acto voluntario, se condeciría que no tiene obligatoriedad, empero, tal afirmación es incorrecta. El reconocimiento no es discrecional, es decir, no es libre porque la negativa de reconocer una paternidad vulnera el artículo 6 de la Constitución Política (maternidad y paternidad responsables, deber y derechos de los padres). En nuestro caso, se plasmará cuando alguien tenga la negativa de practicarse una prueba de ADN.
Respecto al daño, existirá en dos vertientes: moral y material. El daño moral será la aflicción y sufrimiento que tenga el hijo extramatrimonial en sus sentimientos, el cual se agrava por la duración de tiempo que no fue reconocido y la desaprobación social.
Otro aspecto que resultará de importancia será el tiempo que haya transcurrido sin que el damnificado haya podido obtener el reconocimiento de su filiación. Sin perjuicio de que lo que daña no sólo es la falta de reconocimiento y emplazamiento en el estado de familia real, sino el hecho de saberse que no se es un “ser” cuyo reconocimiento se haya pretendido en forma voluntaria, el tiempo transcurrido permite suponer, salvo prueba en contrario, que el daño a intereses extrapatrimoniales es mayor (Olórtegui, 2010, p.161).
Por otro lado, el daño material supone la carencia material como consecuencia de la ausencia del padre durante la crianza del menor: la falta de cumplimiento de sus obligaciones como la alimentación, vestimenta y educación.
Seguidamente, en el nexo causal, este se denotará si no ese da un reconocimiento voluntario si el padre ya tenía conocimiento de pruebas que precisen su filiación con el hijo en condición extramatrimonial. El rechazo a realizar dicho acto demuestra una conducta omisiva que se desencadena en un daño moral y material.
Finalmente, el factor de atribución debe ser estudiado caso por caso. Habrá un comportamiento doloso si hay un rechazo expreso a reconocer voluntariamente al hijo o se efectúan actos con la finalidad de no reconocer la filiación y subsecuente responsabilidad. Por el contrario, el comportamiento culposo existirá si hubo un comportamiento negligente de no realizarse diligencias adecuadas para esclarecer la existencia o no de filiación con el hijo.
Cabe destacar que el “quantum indemnizatorio” variará por factores como la magnitud del daño moral tras ser rechazado socialmente al ser un hijo extramatrimonial y el tiempo en que se demoró en padre en realizar el reconocimiento (factores socioeconómicos, culturales y psicológicos).
5. Conclusiones
Actualmente no existe una regulación en nuestro Código Civil que establezca la posibilidad de poder indemnizar por falta de reconocimiento voluntario de paternidad extramatrimonial. A pesar de ello, nuestra realidad demuestra que existen daños entre los miembros de una familia, principalmente en la falta de reconocimiento por parte del progenitor hacia un hijo extramatrimonial. Por lo tanto, se debe de actualizar la norma para mantener su correlación con el desarrollo social.
La indemnización del daño provocado a un hijo no reconocido tiene como bases fundamentales los derechos establecidos en la Constitución Política y los principios del Interés Superior del Niño y del Adolescente.
5. Bibliografía
Meza, L. (2016). Reparación civil por los daños derivados y emergentes ante la falta de reconocimiento de los hijos extramatrimoniales. Persona y Familia, 1(5), 33-50.
Olórtegui, R. (2010 ). Responsabilidad civil por omisión de reconocimiento voluntario de la partenidad extramatrimonial . Tesis para optar el grado académico de Magíster en Derecho con Mención en Derecho Civil y Comercial . Lima .
Viñas-Ramírez, K. (Octubre de 2016). Responsabilidad civil por la omisión de reconocimiento en la parternidad extramatrimonial: en busca de los criterios de valuación en la indemnización por daño moral. Tesis para optar por el título de abogado . Piura.